Acaba de recibir una carta
Íncipit: Acaba de recibir una carta…
Acaba de recibir una carta. La observa con curiosidad, hace mucho que nadie le escribe una. El sobre no lleva remitente y su nombre está escrito con trazo firme y una letra clara y fluida. Un rostro emerge a su consciencia, unos ojos negros de mirada intensa. Deja la misiva en la mesa como si le quemara las manos. Se voltea evasiva, no quiere saber más. Mucho menos ahora que ha logrado encontrar un equilibrio con Beto.
Es una vieja historia y, sin embargo, ahora no logra sacarla de su cabeza. Después de haber compartido sus vidas durante un tiempo en el que todo indicaba que no se separarían más, un día había salido de casa, como cada mañana para ir a trabajar, había cerrado la puerta detrás de ella y no había vuelto a regresar. Piensa en Beto que está en la ducha en ese momento y siente una presión en el pecho. Se siente culpable, no puede olvidar las vibraciones de su cuerpo cuando estaba junto a ella.
Hace calor y de su piel humedecida aún emana el olor de Beto. Se sacude los cabellos, se seca la frente con una servilleta y se pone en acción para preparar el desayuno. Sabe que su corazón late fuera de ese nido y que tendría que dejarlo. Pero ¿cómo confesar a ese hombre que, pese a sus esfuerzos, nunca podrá ser suya porque ella ama a otra?
Atrapa de nuevo la carta, la examina como sopesando el contenido, repasa la escritura con los dedos y siente la piel de Laura bajo sus yemas. La imagina frente a ella, sonriéndole y extendiéndole los brazos. Quiere alcanzarla, estrecharla, sentir su cuerpo, sus senos contra los suyos, sus manos confundidas recorriéndose enteras y la voz de Beto gritando su nombre la trae de vuelta. Con un gesto apresurado y nervioso, tira la carta al bote de basura, lo cierra y va a su encuentro.