Fragmentos
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Sueño
Nuestras risas sobrevuelan el jardín, resuenan como abejas alrededor de las flores. Los pétalos tiemblan con el roce de nuestros cuerpos, las espinas nos arañan la piel. Las palabras revolotean entre nosotras, lentamente, como si fuera un sueño: cobran vida en el vuelo de un colibrí, en el paso lento de un escarabajo, en la inmovilidad de las rocas, en el salto repentino de una rana. Los perros ladran a lo lejos, se confunden con los gritos de los niños y las nubes continúan cargándose. Después de las risas y las palabras nos dejamos caer sobre la hierba y contemplamos el cielo a punto de estallar. Inspiramos el aroma de…
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Hasta poder decir
Ella empieza por no escribir nada. Recorre la ciudad, los rostros, el lenguaje, con paso fluido. Deja que las sensaciones asciendan, que las dudas se caigan y se hagan añicos, pero no escribe, no escribe nada. Detrás de todo estoy yo haciendo retumbar el silencio, el suyo. Ella me escucha en él durante el día y durante la noche. Me siente, pero no puede alcanzarme. Desconoce lo que se oculta detrás de lo que ve, por eso escribe. Necesita nombrarme. Se detiene, no insiste más en ese tecleo frenético, deja de buscarme. En el fondo lo sabe. Me encontrará donde menos me busque, dónde menos me piense, donde menos me…
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Solo la noche
Solo la noche puede transportar las palabras entre los mundos. Solo la noche puede transformar nuestras inquietudes en demonios. Solo la noche. ¿De dónde nacen los textos que escribimos? En mi sueño me reuní con los personajes de la novela que leía antes de dormir, estaban conmigo, hablándome de la vida, la suya, las nuestras, tan reales como cuando los extirpaba de las palabras del libro. Realidad y fantasía. ¿Por qué, de pronto, presiento que todo yo es un engaño? Solo la noche puede transportar las palabras entre los mundos, durante el día desaparecen junto al deseo. Solo la noche. ¿Qué viene primero, el deseo o la palabra para nombrarlo,…
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Hacia tus horas
Todo hace ruido, incluso el silencio y el tiempo termina por hacérnoslo saber. (Work in progress) Photo: Aude Lafait
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En los recovecos
En silencio, camino, en silencio. Con atención para no exponerme. Escucho la quietud de la ciudad. Abro bien los ojos. Las sombras de los árboles se proyectan en las calles vacías, los cerezos de Japón recién en flor resplandecen bajo el cielo despejado. Es primavera. Las margaritas blancas que recibí en el Alba por internet afloran a mi consciencia. Las sensaciones se acumulan en mi cuerpo. Me embriago con todo lo que me bebo del mundo, pero no digo nada… no lo hago, pero quizás en alguna ocasión me sorprenderé evocando este momento en mi escritura. Y me sorprenderé porque en el instante mismo, casi nunca advierto que lo…
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Confinamiento
Mientras vivo confinada en mi casa, solo atino preguntarme sobre las implicaciones de este encierro en mi escritura. Y a pesar del pánico exacerbado, no puedo evitar un cierto regocijo al ver mis días como páginas en blanco, sin otra actividad posible que la de sumergirme en el universo de mi novela. Sin embargo, tener a mis hijas en casa supone levantarme de esta silla, de rato en rato, para ocuparme de ellas. O por lo menos, para prepararles algo de comer, porque yo puedo olvidar hacerlo, pero ellas son niñas y necesitan alimentarse. También podría dejar todo preparado desde la mañana, de modo que las niñas se…
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Lluvia de verano
Camino por la avenida Sept Bonniers de regreso a casa. Hace frío, pero el día está seco y soleado. Los árboles ya han perdido casi todo su follaje y emergen como esculturas con múltiples brazos a lo largo de mi camino. Los rayos del sol que fluyen a través de esas figuras escuálidas les dan un aire de misterio. Me sorprendo disfrutando de esa secuencia de imágenes, de esa luz, de ese aire helado de invierno y me cuesta imaginar que en pocos días estaré al otro lado del Atlántico, sumergida en el verano del cono sur. Me pregunto si en Cochabamba podré apreciar el encanto de un día…
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Te acurrucaste en mi silencio
-Version française ci-dessous.- Siento la fuerza erótica del acto creativo cuando estoy bailando o escribiendo. La sensación de gravedad me abandona. Mi cuerpo sigue en contacto con el suelo, pero mi espíritu se desprende y por atrás de mis ojos, se va a explorar los contornos oscuros y poco accesibles de mi consciencia donde un gigante me espera. Es el gigante de mis sentidos que duerme detrás de la vigilia de mi mirada y que en esos instantes en los que mi espíritu está suspendido como en la cima de un orgasmo, se despierta con toda su monstruosidad y su clarividencia. Entonces percibo todas esas imágenes y temas…
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Como si nada
-Version française ci-dessous.- Estaba sentado en el sofá con un libro entre las manos como si leyera, mientras yo revisaba mi correo al otro lado de la sala. Advertí que no lo hacía por el movimiento compulsivo de su pie izquierdo apoyado sobre su rodilla derecha. Tenía que decirme algo, podía presentirlo, pero no lo hacía. Quizás porque no encontraba las palabras adecuadas. Tenía dificultades de expresarse cuando se encontraba frente a mí. Una vez me había dicho que yo era de esas personas que le hacían bajar la mirada. Había algo que le intimidaba. No era algo que venía de mí, me explicó en esa misma ocasión…
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Nunca imaginé
-Version française ci-dessous.- Ya tenía la sensación atravesada cuando llegué a casa, el hastío de un día rutinario que terminaba mal me carcomía por dentro. Podía haber hablado con Raquel cuando me preguntó cómo me había ido. Pero al verla desbordada con todos los quehaceres pendientes antes de la recepción, un “muy bien” colado a una sonrisa salió de mis labios y me puse a preparar con ella. Luego los invitados comenzaron a llegar y el fastidio quedó camuflado detrás de mis esfuerzos por parecer ameno y divertido. Era la fiesta de inauguración de nuestro nuevo departamento. Raquel y yo esperábamos ese evento con mucha ilusión. Después de…