• Percepciones 3. No hay certezas que duren

    Si solo se tratara de llaves, de tener las correctas para abrir y cerrar las puertas. Pero esta casa, la mía, es tan poco previsible. Cambia de lugar. Se mueve y se transforma, se vuelve inaccesible por donde antes podía ingresar. Y si no veo el cerrojo, ¿para qué me sirve la llave? No hay certezas que duren. Nunca la misma puerta, ni las mismas llaves. Y los caminos de ayer, como aquellos que dibujaba de niña hacia la puerta de entrada, no son más los de ahora. No me conducen a ella ni me permiten entrar. Una y otra vez, recrear las rutas para poder llegar, explorar sus límites…

  • Percepciones 2. Desenganchar

    Sentada contra la ventana del café, veo la sombra de mi propia mano sobre las palabras que escribo. Mi mano fluye como queriendo escapar de la sombra, como queriendo vislumbrar lo que hay detrás de ella. ¿Qué hay más allá de lo que puedo ver? Levanto la mirada, un muro de ladrillo visto contra el cual una estantería expone algunos libros se presenta ante mis ojos. Y las voces de cuatro mujeres se interponen entre yo y lo que veo. No me molesta, solo quiero creer que no es todo, que hay algo más detrás de lo evidente. Vuelvo al movimiento de mi mano que fluye como enganchada a mi…

  • Percepciones 1. Des-componer

    ¿Acaso importa que no se comprenda Lo que hay detrás de las palabras Que cuando dices algo entiendan otra cosa? Descomponer Separar las partes Como posibilidades para formar algo Algo nuevo que resuene Pero, ¿por qué querer nombrar lo que nos habita? Como si al hacerlo le diéramos consistencia ¿Y si ya no puedo componer palabras? Construir mis frases Nombrar lo que me moviliza ¿No existe? Y mi cuerpo en el espacio que se mueve fluido Que se sacude enérgico y se relaja Que se desplaza, corre, salta y cae al piso Que se acurruca sobre sí mismo y se protege ¿No es acaso igual? O aún mejor El lenguaje…

  • Entre divagaciones y sensaciones del instante

    El ambiente festivo del parque bajo el cielo azul, tan poco usual en Bruselas, sumado a la excitación de la gente, me incitaron a decidirme a último minuto. Y con la ingenuidad de quien jamás ha corrido 10 kilómetros, atravesé la línea de partida con energía, junto a la masa ansiosa de participantes. En los primeros metros, me concentré en sincronizar mis pasos con mi respiración y en encontrar un ritmo que me pareciera adecuado para llegar al final. Luego me dejé arrastrar por la multitud, sintiendo el roce de las personas que me pasaban y de las que yo adelantaba. De pronto, mi mente partió detrás de una idea…

  • Retazos

    Una vez más la ciudad le abrió sus brazos, en un último respiro de reconocimiento lo despidió con efusión. Tenía todos sus recuerdos guardados en el cofre del vehículo que le conduciría al aeropuerto. Su avión partía en un par de horas y él tenía ganas de dar una última vuelta por el centro. No sabía cuándo regresaría, si es que lo hacía, y quería impregnarse de los olores y colores de esa ciudad que alguna vez había sido la suya. Caótica como él mismo podía serlo a veces, sus calles organizadas en cuadras alrededor de una plaza central estaban invadidas por el comercio. Negocios en cada puerta, carteles de…

  • Esta mañana

    Esta mañana, te observas escribiendo y te preguntas, como Modesta en “El arte del placer”, si quieres realmente volverte esclava de tu pasión. Sabes que necesitas de esa intensidad que te saque de tanta realidad, te empuje a sobrepasar tus límites una y otra vez y te haga soñar. Al mismo tiempo, es como si quisieras evitarlo, porque esa necesidad de ir más allá llega con una fuerte carga de ansiedad. Cuando te apasiona algo te sumerges en ello sin resistencia mientras el placer acompaña tus acciones. No sabes en qué momento aparece la urgencia y del placer pasas a la obligación y de ahí al sometimiento. Entras en una…

  • Infancia

    Me acuerdo del bosque al lado de casa los enormes eucaliptos levantándose ante nuestras miradas de niños su olor. Me acuerdo corriendo a través de esos árboles jugando al lobo feroz con mis hermanos a construir cabañas con sus ramas caídas. Me acuerdo de los fuertes vientos de agosto, las copas de los eucaliptos sacudiéndose con estrépito a la altura del cielo el ruido amenazante, anunciando el peligro. En las faldas del cerro al lado del bosque mi casa un punto. Escuchando con miedo la agitación de los árboles imagino que caen y parten mi casa en varias tajadas como machetes empuñados con furia. Tan frágil frente a la fuerza…

  • Cuando te vas yendo

    Qué importa que en apariencia permanezca ahí El cuerpo Lo cierto es que está y mi alma se agita Sale Las paredes caen vencidas Se aleja Libre y ágil Atraviesa la ciudad Continúa más allá Elevándose Se zambulle hacia arriba Más allá de las miradas y luego emerge Como entre sueños Ligera De lugares no posibles Aún no posibles Mas que surgirán Flotando Ondulante Las miradas me sostienen de un hilo Como a un volantín Testigos del cuerpo Vuelo Si la posibilidad de elevarse atraviesa mi cuerpo Si esa posibilidad resuena Es porque alguna cosa semejante al vuelo se estremece dentro de mí Aquí estoy De vuelta en el cuerpo…

  • Reflejos

    Desde niña había comprendido que todo se mueve, cambia, se transforma y que era inútil ir en contracorriente. Si quería engranar en su vida y en ese mundo tenía que aceptar ese principio de movimiento al interior y al exterior de sí misma. Aferrarse a un estado de cosas solo podría traerle frustraciones, porque lo que tiene sentido en un momento, deja de tenerlo en el siguiente. De manera natural, asumió ese principio, hasta que el moverse, cambiar de ciudad, de país se convirtió en un estilo de vida. El movimiento genera movimiento, era claro. Cuando se ponía en marcha hacia otro destino, en su cuerpo seguía resonando lo que…

  • Tan solo

    Creí que te habías ido a causa de eso. Acostada en nuestra cama, te esperé cinco noches. Sin embargo, nos queríamos. Un hijo, eso es lo que creía que nos faltaba. Decidimos ir en busca de Elio. Le dimos un nombre, como si de entrada supiéramos que iría a ser varón. Elio. Es verdad, te asustaba la previsibilidad de nuestros días. Yo en cambio, me encargaba de que todo estuviese como tenía que estar. Pero Elio no llegaba. Mi cuerpo ansioso no pudo hacer que viniera. Yo pensé que por eso te habías ido. Y aún en el duelo de nuestro hijo que no fue, me creaba la ilusión de…